El otro día fui a revisarme la vista. Llevo como cinco años sin tener que cambiar de gafas. Y en realidad no me ha aumentado la miopía (sí, tengo miopía), pero ya era hora de cambiar. Este año es año de cambios.
El oftalmólogo es majísimo. Creo que es el único médico al que no temo.
La visita fue muy amena, y el hombre nos contaba a mí, a mi madre y a mi hermana, todas las cosas raras que le habían ocurrido con los pacientes.
Desde un "No parpaguees, Manolo, y pon aquí la barba para que el hombre te vea bien" hasta un "-Mire, doctor, tengo Tataratas. -Son cataratas. -Ay, es que siempre me confundo entre las del agua y la de los ojos". A este hombre le ha pasado de todo.
Y bueno, el resumen es que estoy toda feliz por mis gafas nuevas. Las pedí esta mañana, me llegan el martes por la tarde. ¡Saludos desde mi sillón!
PD. Añadir que he tardado en escribir esto como media hora... estaba viendo a la vez una película en antena3. Me ha dado tiempo a llorar y todo. Esto de que la gente llore en las películas contagia, y no es bueno. Soy una llorona. En fin.
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