No estoy mal, pero tampoco estoy bien. Me da todo igual. Es como un estado neutro.
Supongo que ya las cosas me han superado.
Está el tema de mi padre, que me sigue comiendo por dentro.
El tema de los amores, que ahora mismo es como un cacao mental que me la suda.
El tema de mis estudios, que he asumido que no voy a ninguna parte. Y me da ya igual.
Mi madre, que hace lo que puede pero no consigue nada conmigo.
La gente, que a veces siento que realmente estoy sola, por mucho que salga.
El mundo, que no va a ninguna parte, y me frustra.
Y ya me da igual.
Seguro que no soy la única que se siente así.
Es como si tu mente dejase de existir, como si pensar no fuese necesario, como si te dejases llevar por el tiempo y lo que el mundo quiera que te pase.
Creo que todo esto empezó porque no podía más. Lloraba todos los días varias veces y me repetía a mi misma 'No puedo más, no puedo más'. Y al mismo tiempo pensaba... '¿Y después de esto? ¿Qué viene?'.
Pues esto es lo que viene. Explotas por dentro. Te resignas.
Y ya todo da igual.